Hay un ejercicio que siempre me suele dar buenos resultados en los talleres de liderazgo. Consiste en celebrar una reunión en la que cada participante lleva un sombrero. Lo particular del caso es:
- Que en ese sombrero hay una etiqueta con un estereotipo y un mensaje («vago»-¡Cuidado!, «jefe»- Obedecedme, «colaborador»-apagafuegos, etc.). Esta etiqueta la pueden ver todos menos el que lleva el sombrero.
- Todos tienen que relacionarse con los demás en función de lo que pone en su sombrero pero sin decirles lo que pone.
Lo impactante del ejercicio es cómo las personas acaban inconscientemente haciendo el papel correspondiente a lo que pone en su sombrero… y, claro, esto viene muy bien para descubrir el potencial del «efecto Pygmalión» y adquirir más consciencia sobre la enorme capacidad de influencia que activamos a través de nuestros comportamientos.
Esta misma semana he vuelto a realizar el ejercicio y, preguntados los participantes por cómo podemos influir más positivamente en personas y equipos, han generado unos resultados que me parecen magníficos y que me gustaría compartir aquí. Probablemente no constituyen un tratado sobre liderazgo transformacional pero a mi me parecen mucho más inspiracionales :
- Incrementando niveles de reto, si bien de un modo alcanzable.
- Cuando alguien está empezando, tratarlo igual o con más atención que a los demás, e involucrar al equipo en ésta misma misión.
- Tratar de explicitar siempre lo positivo de las deficiencias que solemos percibir en lo que dicen las personas («Eso» no es así (…) pero sin embargo me parece muy bueno lo que dices de (…)).
- Pedir ideas y opiniones, agradecerlas y valorarlas seriamente.
- Ser coherente: decir + hacer.
- Potenciar las habilidades que cada uno tiene.
- Desplegar nuestras habilidades: las que tengamos.
- Cuidar las formas y el lenguaje.
- Cuidar que el clima sea positivo.
- Vigilar el porcentaje de tiempo que hablamos en relación al de nuestros colaboradores.
- Identificar un número pequeño de preguntas que nos den buenos resultados y usarlas frecuentemente.
Si quieres, quedas invitad@ a mejorar la lista…
Photo by: Pryere
Recordar que el rol del líder suele marcar la cultura de trabajo del grupo
Hola Alberto:
Interesante ejercicio el que realizas. Somos muy influenciables como demuestra el ejercicio. Yo creo que si mostramos lo mejor de nosotros y damos ejemplo, al final tendrá un efecto sobre la persona. Si por ejemplo escuchamos a esa persona, esa persona aunque al principio no escuche nos escuchará, si tenemos buen humor ella también lo tendrá bien por influencia o bien por contagio, pero el efecto creo que se producirá.
Un abrazo
Hola, Rodrigo. Bienvenido por aquí.
Yo también pienso en esa línea que nuestros actos están condicionados por nuestros pensamientos. Si lo que tenemos en nuestra cabeza es solo «tarea» nos centraremos mucho en los «qués» y poco en los «cómos».
Recordar a diario (incluso poniéndonos una nota a la vista)que todo lo que yo haga está condicionando el funcionamiento de mi equipo puede ser una buena técnica para afinar nuestro comportamiento.
Muchas gracias por tu comentario.
Muchas gracias, Fernando.
El efecto de las «neuronas espejo» es exactamente el que tú comentas.
Lo que apuntas fue precísamente ayer uno de los focos del taller donde estuve. Trabajábamos la gestión de situaciones difíciles en reuniones participativas y la pauta que mencionas era una de las principales: incluso en las situaciones en las que nos sentimos agredidos, la única forma de avanzar algo es empezando por ser empáticos y así ganarnos el derecho a quizás más adelante ser escuchados por la otra parte.
¡Un abrazo!
Thanks for writing such an easy-to-understand arctile on this topic.
Hola Alberto:
Qué buen ejercicio y qué buen maestro que me lo enseñó hace ya años ;-)
Un abrazo.
¡Pepe!:
A mi me pasa lo mismo. No recuerdo quién me lo enseñó. Lo cierto es que cada vez que lo hago, aprendo cosas nuevas de los participantes.
Es el compartir y la colaboración en acción. La verdadera esencia del 2.0 cuando quitamos todos los envoltorios. Al final, es lo de Merton: “Si he visto más lejos, es poniéndome de pie sobre los hombros de gigantes”
Gracias por pasarte,
Alberto
Tu post me ha hecho sonreir al recordar la primera vez que hice esa dinámica de grupo:
todos los participantes caímos en lo que comentas y nos comportamos según la consigna que llevaba el compañero del sombrero con lo cual éste último se mareaba un poco para adivinar el rol que se le había asignado.
La segunda vez que lo hice… lo hice mejor.Me inspiré en mi propia experiencia sobre dicha situación.
Permitidme que comparta con vosotros un vídeo donde Robin Sharma propone un acróstico IMAGE para llevar a la práctica 5 consignas para ser «Lider sin título» y de esa forma influir en los demás y en nuestro entorno:
Un saludo,
Yolanda Ávila
Hola, Yolanda:
He visto el video con la intención de sacarle partido y de publicarlo inmediatamente en todas las redes para compartirlo, pero no me ha gustado.
No sé. Quizás sean mis prejuicios, pero el discurso me ha sonado al clásico de gurú/ showman y el contenido me ha parecido lleno de obviedades. Sonaba atractivo lo de IMAGE pero decir, por ejemplo, que hay que innovar me parece demasiado previsible…
En cualquier caso, gracias por mejorar este blog con tus aportaciones. Ya tiene unas cuantas que dan para mucho meditar.
Faltaría más Alberto. No tienen porqué gustarnos o interesarnos las mismas cosas. Cada persona tiene una trayectoria y está en un punto distinto del camino.
Tú te dedicas a esto y tienes mucho más bagaje que yo y muchas otras personas: quizás por esto el discurso de Robin Sharma te suene «a lo de siempre». Pero hay personas a las que les funciona.
De todas formas te digo que soy una persona que va cogiendo de lo que la vida le pone delante aquello que le interesa y «deja estar» lo que no le gusta o conviene.
¿Qué quiero decir con esto?
Que de todo extraigo algo positivo, algún aprendizaje pero no me aferro a nada.
Un saludo,
Yolanda.