Al iniciar un ciclo, y tras identificar con claridad un objetivo, es útil desmenuzar su consecución en los distintos pasos que nos van a llevar a conseguirlo (planificación natural). Frecuentemente nos parece innecesario, pero el no hacerlo nos lleva a ser fácilmente tentados por acciones o actividades que no siempre son las más eficientes. Y el hacerlo nos da una base desde la que ser flexibles y adaptarnos.
Cuando el objetivo es compartido, un «plan de acción» bien construido ayuda a identificar los esfuerzos-clave, a realizar un buen seguimiento de los mismos y de nuestros progresos. Además ayuda a que las reuniones del equipo sean más eficientes y eficaces -al centrarse siempre en lo más relevante- y a que el sentimiento de competencia del equipo se incremente.
De entre los muchos modelos posibles, uno de los más simples y completos consiste en una tabla con los siguientes elementos:
- Acción
- Responsable
- Fecha de inicio
- Fecha de finalización
- Status (no iniciado, en curso, completo)
- Comentarios
En combinación con el «team charter» es una herramienta de pilotaje básica y constituye el eje de la gestión de un proyecto.
¿Qué modelo propio de plan de acción llevarías a tus proyectos?
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