Ayer me “auto inmolé”. Bueno, tampoco hay que dramatizar: simplemente opté por los intereses del cliente a costa de los míos. Y es que no hacíamos falta dos consultores para abarcar los objetivos del proyecto. Conmigo el proyecto quizás hubiera tenido otras aportaciones, pero al cliente le vale con la mitad. Y claro, esto el cliente no lo sabe… pero nosotros sí. Así que le propuse a mi partner que se encargara totalmente del proyecto y le ofrecí mi ayuda para lo que necesitara.
Supongo que son cosas del trabajo artesano y de los valores 2.0.
Por un lado te sientes bien porque crees que has sido coherente con la declaración y con la ética hacker, porque reconoces que todo lo que eres es también fruto de las aportaciones que otros te han hecho gratuitamente, porque la vivencia te ayuda a crecer en tus principios (cosa que en mi experiencia resulta mucho más complicada cuando formas parte de la dinámica de una consultora industrial). También te sirve para disipar dudas respecto a si estás realmente comprometido o solo te llenas la boca.
Sin embargo, en la parte más higiénica (la renuncia al dinero) he sentido el vértigo de ir a la contra, de sumar otro proyecto al que contribuyes desinteresadamente, de no tener muchas probabilidades de que tu gesto vaya a darte algún rendimiento a largo plazo.
Confieso que me da un poco de vergüenza decirlo. Me da la sensación de ser muy pequeño frente a la generosidad que percibo en otros compañeros de red… Aunque al mismo tiempo me parece éticamente inaceptable mi participación en este proyecto.
Por eso mi dilema es el siguiente: Ha merecido la pena. Ha sido éticamente correcto… pero, ¿no habrá alternativas éticas que sean menos” costosas”?
Yo ya me empiezo a contestar: me temo que no caben trampas. A veces hay que elegir entre “deber” y “tener”.
Photo by: Micah Esguerra
Pues complicado dilema.
Supongo que la cuestión a dilucidar en este caso sería no si tu aportación sería valiosa para el proyecto -que no dudo que así sería- sino que como el cliente no estaba dispuesto (en principio) a pagar diez, hacerle el proyecto por cinco, a costa de recortar recursos (en este caso, tú).
La decisión demuestra obviamente una gran honestidad, aunque cuando toca a la parte monetaria, es muy humano cuestionarse (todos lo haríamos) hasta qué punto vale la pena ese sacrificio económico.
Porque por otra parte, a veces también se puede participar en proyectos que no son de nuestro total agrado, y no pasa nada (sería bonito poder elegir siempre lo que más nos complace, pero no es posible).
En fin, que no te he ayudado mucho…
Un abrazo
Pablo Rodríguez
¡ Hola !
Tengo una respuesta basada en una situación que tuve en Mayo. Fui con un amigo a unos dos días de curso. Simplemente le di la mitad de los honorarios :) y el cliente encantado …
Me quito el sombrero. Eres un profesional de una pieza y ya está.
Creo que además deberías hacérselo saber al cliente para que además esa actitud tenga el valor que se merece, el reconocimiento de la ética por encima de otros intereses.
Cada cosa en su sitio.
Un abrazo, y gracias por compartirlo
Agustí
Hola, Alberto:
Esa situación es un clásico. Se da mucho. Y mi razonamiento es siempre el mismo, haciéndome dos preguntas en este orden:
1) ¿añado valor o no? (pero de verdad, sin milongas)
2) Si añado, ¿el cliente lo va a percibir hasta el punto que esté dispuesto a pagarlo?
Si cualquiera de las preguntas se responde en negativo, evito el proyecto.
Y respondiendo a tu pregunta de si ¿no habrá alternativas éticas que sean menos” costosas”?, yo pienso que faltar a la ética, a la de cada uno (porque no es universal), es lo más costoso a medio y largo plazo. No hay nada más costoso que eso, te pasa factura en salud, autoestima, competencia, y un largo etcetera.
Un saludo, compañero!!
Alberto: Me convences. Lo que me hace confiar en tí no es la decisión final, que no puedo juzgar, sino la transparencia con la que compartes tu proceso anterior y posterior a la toma de la decisión: tus pensamientos, emociones, valoraciones contradictorias y miedos.
Con un partner así me atrevería a acometer cualquier proyecto. Un cordial abrazo.
Me parece una decisión valiente y coherente. La valentía no suele servir de mucho pero soy de los que piensa que la coherencia siempre es rentable a medio y largo plazo (y no me refiero necesariamente al aspecto económico).
En cuanto a tu dilema, ahora que has tomado la decisión , ¿tú cómo te sientes?
Yo sólo te diría que no Tienes que ser coherente con la declaración, ni con esta ni con ninguna, ni con ningún valor 2.0, ni siquiera contigo mismo.
Haz lo que consideres correcto en cada momento, con la información y los elementos que tengas en cada momento y poco más.
Perdonad, pero estoy un poco cansada de doctrinas (sobretodo de las mías :)
Sobre el caso, creo que es un error sobredimensionar un proyecto, pero dale una vuelta a ver si con otro enfoque puedes aportar valor.
Un abrazo artesano :)
Amalio + Odilas + Eugenio (mención especial)… y ya no tengo nada que decir.
Pero como esta aportación no la tiene que pagar un cliente, me doy el permiso de seguir.
Creo que incluso sé de qué proyecto hablas, pero eso da igual…
Sentir emociones contrapuestas (incluso negativas, de las que cierran posibilidades como persona) es humano, gratificante y deseable. Pero ser capaz de hacer las distinciones precisas y abrirlas con naturalidad es mostrarse vulnerable, y eso es la base de la confianza.
No hay postulados ni doctrinas intachables, no… Tampoco éste. Pero yo creo (yo) que trabajar así siempre rinde a largo plazo, que dar pasos en caso contrario crea insatisfacción, que no merece la pena… que sólo es comprensible desde una situción de desesperación y que aún así tiene un alto precio personal.
Su rédito sería, además, meramente circunstancial.
Enhorabuena.
¡Ah…! Se me olvidaba…
Creo que, además, es necesario decir que está bien hacer lo que está bien.
Un abrazo.
Hola, Pablo. Gracias por continuar la conversación.
Sí. El tema tiene muchas más derivadas. Es más complicado. Por poner un ejemplo, ni siquiera podemos saber los recursos con los que cuenta el cliente.
Y la “parte monetaria” es un poco especial por lo que hay por detrás. Si tienes que pensar, buscar, escribir y enviar a alguien algo que te lleve, por ejemplo, una mañana, quizás estés más habituado a compartir y colaborar en estas coordinadas. Pero si dedicas tres días, con dos visitas a cliente incluidas, con gastos de viaje, etc. es un poco más doloroso. Y quizás es ahí donde me ha resultado algo más difícil.
Un abrazo!
Hola, jdroman. Gracias por compartir tu experiencia.
En este caso, siempre lo habríamos hecho mejor dos consultores,pero con mi ayuda puntual y desde el punto de vista de las necesidades del cliente, creo que no es un valor suficiente para trabajar dos consultores. Por otro lado, el cliente “lo había captado” mi partner, y a mi me pareció más justo ofrecerle mi ayuda y retirarme.
Opté por ganar confianza y construir red frente a remuneración cortoplacista.
Hola, Agustí. Te agradezco mucho lo que dices. Sobre todo emocionalmente.
No tengo tan claro lo de que haya sido muy profesional. Quizás renuncié demasiado pronto y algo alegremente a una parte del proyecto.Quizás lo más profesional sea lo de publicar ésto en el blog y someterlo a vuestro feedback. Al menos es para mi la mejor forma de aprender a enfrentar esto mejor.
Por lo demás, no busco ningún reconocimiento y me alegraría con haber contagiado algo positivo y construido algo de red.
Hola, Amalio. Muchas gracias por tu reflexión.
Jugando con tu propuesta, me doy cuenta de que mi respuesta a tus dos preguntas es “no lo sé”. Proyecto y cliente son -quizás más que otras veces- únicos y mis aportaciones inéditas. No lo sé.
Respecto a mi ética, creo que también podría haber quedado “salvada” manteniendo algunas pequeñas intervenciones. Quizás me haya precipitado algo y podría haber buscado con más empeño algunas aportaciones de valor.
Un abrazo!
Muchas gracias, Eugeni. Me ayuda tu comentario: con él llego a que quizás me haya equivocado en parte de la decisión pero no en la vivencia profunda del proceso y en el deseo de salvaguardar algunos principios de actuación. Y este es un terreno en el que algunos nos podemos entender :)
Un abrazo!
Hola, José Miguel. Muchas gracias por tu continuo apoyo.
Como estoy descubriendo, quizás haya sido demasiado valiente y ahí me haya faltado algo de equilibrio.
Respecto a la decisión, me siento bien. Ya sabes, primero tomamos una decisión y luego tratamos de justificarla en nuestra búsqueda de consonancia cognitiva. Por lo menos, no me está cegando a ver matices de mejora.
Un abrazo!
Muchas gracias, MªJesús. No sabes cómo me ha tocado la fibra tu comentario: últimamente veo también dogmas donde antes no los veía y estoy convencido que la represión de tendencias personales no nos permite crecer…
Realmente creo que he tomado la decisión influido por mis mapas. Quizás he sido siempre un poco adicto a ellos y todavía no he aprendido a caminar sin referencias. Todo se andará. Espero.
Jesús: Muchas gracias por tus gratuitas aportaciones a mis dilemas con este caso antes y después del post.
“Mostrarse vulnerable es la base de la confianza”: nunca lo había considerado así. Me encanta.
Un abrazo!